sábado, 9 de noviembre de 2013

HISTORIA DE CASIQUES

Naiguatá: El Cacique amigo de las gaviotas

El Naiguatá es el pico más elevado de la Cordillera de la Costa. En sus faldas se asienta Caracas, la capital de Venezuela. Recibe también este nombre un pueblito en el Litoral Central, donde todos los miércoles de Ceniza se celebra el “Entierro de la Sardina”, fiesta popular en la que se combinan el baile, la música, las representaciones teatrales y la poesía. Tanto el pico como el pueblo, tomaron su nombre en honor al aguerrido cacique Naiguatá, quien tenía verdadero amor por las gaviotas y cuyos vastos dominios comenzaban en los márgenes del río Anare —voz típicamente caribe— y alcanzaban, al pasar por Chichiriviche, hasta la región costeña hoy conocida como Puerto de la Cruz.

Aguerrido, fuerte y en cierta manera romántico. Como rasgo curioso de su espíritu tenía verdadero amor por las gaviotas, por esto Naiguatá pasaba horas y horas contemplando embelesado a dichas aves, hoy desaparecidas del litoral guaireño. Debido a que según las leyendas indígenas el cacique tenía poderes sobrenaturales, podía interpretar los ocultos mensajes de sus vuelos. Dicen las crónicas que cuando los españoles comandados por el capitán Rodríguez Suárez llegaron a sus tierras, Naiguatá los recibió con grandes demostraciones de hospitalidad, ofreciéndoles yuca, maíz y pescado. Un día sin embargo, uno de los soldados españoles disparó su arcabuz contra una gaviota y la mató. Al enterarse del hecho, Naiguatá se enfadó y exigió que le entregaran de inmediato al culpable para sacrificarlo en inmediato desagravio a la belleza y al poder esotérico de esas aves, pero como Rodríguez Suárez se negó a entregarlo, el cacique “amigo de las gaviotas” atacó en la noche su campamento e hizo prisioneros a todos los españoles. Cuando averiguó quién era el que había disparado a la gaviota, lo mantuvo como su prisionero y expulsó de sus dominios a los demás extranjeros. Encontrándose a punto de ajusticiar al soldado, una bandada de gaviotas sobrevoló el lugar. Naiguatá que sabía interpretar sus mensajes, comprendió que las aves habían venido a otorgarle su perdón al prisionero. Por tal motivo, el también lo perdonó y lo dejó ir tras advertirle que nunca más matara o maltratara una gaviota.


El Cacique Coromoto : Virgen de Coromoto


Manantial de agua en el lugar de la aparición

Reproducción de la aparición
Monumento a la virgen en el lugar de la primera aparición
Detalle del monumento
Monumento a la entrada del parque, en “La quebrada”
Los jardines del parque
Santuario Nacional Nuestra Señora de Coromoto
El Santuario está construido en el lugar de la 2da aparición
Santuario Nacional Nuestra Señora de Coromoto
Altar del templo
Vitral detrás del altar
Vitral sobre el altar
Primera aparición
Detalle Vitral central
Segunda aparición
Cruz sobre el altar
Imagen de la virgen detrás del altar


Cacique Yoraco
Cacique Chacao


El Indio Chacao; Chacao deriva de Chacau, que significa arena, los Tamanacos decían Ciaccau y los Caribes Saccao. Es un recodo del Valle de Caracas, tenía sus dominios una tribu cuyo Cacique llevaba el nombre Chacao y a quien los Conquistadores Españoles temían y respetaban por su condición de valiente generoso e implacable. Diego de Losada antes de fundar a Caracas, nos cuenta la tradición que destacó al Capitán Catado para someter al Cacique Chacao.

El Indio Chacao; Chacao deriva de Chacau, que significa arena, los Tamanacos decían Ciaccau y los Caribes Saccao. Es un recodo del Valle de Caracas, tenía sus dominios una tribu cuyo Cacique llevaba el nombre Chacao y a quien los Conquistadores Españoles temían y respetaban por su condición de valiente generoso e implacable. Diego de Losada antes de fundar a Caracas, nos cuenta la tradición que destacó al Capitán Catado para someter al Cacique Chacao.


Tamanaco


Tamanaco, fue un jefe nativo venezolano, que siendo libre de las tribus Mariches y Quiriquires, lideró durante parte del Siglo XVI la resistencia en contra de la conquista del territorio venezolano, especialmente en la zona central del país, por parte de los españoles. Es uno de las más famosos y más conocidos Caciques Venezolanos.

Tamanaco, fue un jefe nativo venezolano, que siendo libre de las tribus Mariches y Quiriquires, lideró durante parte del Siglo XVI la resistencia en contra de la conquista del territorio venezolano, especialmente en la zona central del país, por parte de los españoles. Es uno de las más famosos y más conocidos Caciques Venezolanos.
 
Cacique Baruta


Busto del cacique Baruta, en Caracas.Baruta fue un cacique mariche, hijo de Guaicaipuro y de Uquira. Su nombre proviene del nombre dado por los mariches al jabillo.[1]

Busto del cacique Baruta, en Caracas.Baruta fue un cacique mariche, hijo de Guaicaipuro y de Uquira. Su nombre proviene del nombre dado por los mariches al jabillo.[1]


Cacique Manaure


Segun Federmann (Archaeology of Northwestern Venezuela, p. 14), los Caquetíos eran altos y de apariencia agradable, y vivían en grandes villas, en casas construídas sobre pilas e intercambian sal con miembros de otras tribus. Una de las características más valiosas de estos pueblos era la presencia de la sal en la cultura. No solo la utilizaban en sus alimentos, y para preservar las piezas de caza y los productos de pesca, sino que, además, la hacían objeto de trueque con productos de otras tribus del interior.
Fue Manaure varón de gran momento,
De claro y sagaz entendimiento
En todas sus conquistas y demandas
Temblaban del las gentes alteradas;
Hacía llevar en unas audas
La tuvo, con cristianos muy estrecha.
Ni pecado que no lo corrigiese;
Jamás palabra dió que la quebrase
Ni cosa prometió que no cumpliese;
Representaba bien aquello que era”.


Cacique Muisca : Idacanzas


Yoraco en la etimología indígena chama significa zorro o diablo. Este indio nació en el valle de Tácata, siendo aún muy joven, visitó a sus parientes quiriquires ubicados en la costa de lo que hoy se conoce como estado Sucre, en Cariaco.

Yoraco en la etimología indígena chama significa zorro o diablo. Este indio nació en el valle de Tácata, siendo aún muy joven, visitó a sus parientes quiriquires ubicados en la costa de lo que hoy se conoce como estado Sucre, en Cariaco.


Caciques Yavire - Paramaiboa - Pariaguán


Cacique Yare


Yare, cacique de cumanagotos, quiriquires, charagotos y araucos, gobernante de las tierras que hoy comprenden los estados Miranda, Anzoátegui y parte de Monagas, fue además Piache y sumo sacerdote y uno de los guerreros más fieros entre todos los que se enfrentaron al conquistador español. Derrotó en Maturín al capitán Zerpa, unido a Terepaima; en Barquisimeto, hicieron morder el polvo a Juan Rodríguez Suárez.

Yare, cacique de cumanagotos, quiriquires, charagotos y araucos, gobernante de las tierras que hoy comprenden los estados Miranda, Anzoátegui y parte de Monagas, fue además Piache y sumo sacerdote y uno de los guerreros más fieros entre todos los que se enfrentaron al conquistador español. Derrotó en Maturín al capitán Zerpa, unido a Terepaima; en Barquisimeto, hicieron morder el polvo a Juan Rodríguez Suárez.


Cacique Yaracuy


Hijo del cacique Chilúa y nieto del indómito Yare, comandaba un imperio de más de 500 poblaciones indígenas, conocida como Guadabacoa.

Hijo del cacique Chilúa y nieto del indómito Yare, comandaba un imperio de más de 500 poblaciones indígenas, conocida como Guadabacoa.


Cacique Tiuna

Indio de la región de Curucutí, que se enfrentó a Diego de Losada en la batalla de Maracapana en 1568.
Cuando la concentración indígena reunida en Maracapana decide, ante la ausencia del Guaicaipuro,una parte dispersarse y la otra avanzar hacia la recién fundada ciudad de Santiago de León de Caracas, Losada logró poner en retirada a ésta última luego de un sangriento combate; sólo quedó Tiuna en el campo y desafió a Losada con una media espada enastada en palo de guaica.
Losada delegó en Francisco Maldonado la contestación al reto, pero éste fue herido por un lanzazo de Tiuna; en socorro del herido intervinieron Juan Gallegos, Gaspar Pinto y Juan de San Juan; Tiuna logró herir a Gallegos y San Juan y fue muerto de un flechazo disparado a traición por un indio criado de Maldonado
Cacique Terepaima

Terepaima, cacique de araucos y meregotos, dueño del territorio que limitaba con los Teques, era tenaz como guerrero, ágil y preciso en las conquistas, alcanzó éxito en las batallas contra Rodríguez Suárez. Su dominio alcanzaba el Tuy, San Pedro, Mariches, hasta el territorio que hoy ocupan los estados Miranda, Aragua, parte de Carabobo, Cojedes y parte de Lara.

Terepaima, cacique de araucos y meregotos, dueño del territorio que limitaba con los Teques, era tenaz como guerrero, ágil y preciso en las conquistas, alcanzó éxito en las batallas contra Rodríguez Suárez. Su dominio alcanzaba el Tuy, San Pedro, Mariches, hasta el territorio que hoy ocupan los estados Miranda, Aragua, parte de Carabobo, Cojedes y parte de Lara.


Cacique Sorocaima


Algunos historiadores afirman que era guajiro o tequeño de clase guerrera y que llegó a la región de los indios Teques por problemas que tuvo en su propia tribu.

Algunos historiadores afirman que era guajiro o tequeño de clase guerrera y que llegó a la región de los indios Teques por problemas que tuvo en su propia tribu.


Cacique Paramaconi

 
 
Cacique Paisana


Fajardo entró al valle en compañía de sus hermanos Alonso y Juan Carreño, que también eran mestizos y de 20 indios de confianza.

Cacique Naiguatá


El Cacique Naiguata, fue un cacique caribe de Venezuela que se opuso a la colonización española a mediados del siglo XVI de quien heredan el nombre tanto el cerro como el pueblo de Naiguatá en el estado Vargas, en Venezuela, era un indígena venezolano que vivió en la época pre colonial.

El Cacique Naiguata, fue un cacique caribe de Venezuela que se opuso a la colonización española a mediados del siglo XVI de quien heredan el nombre tanto el cerro como el pueblo de Naiguatá en el estado Vargas, en Venezuela, era un indígena venezolano que vivió en la época pre colonial.


Cacique Murachí


Con este nombre se conoce al bravo cacique mocotíe, que habitaba en la sierra merideña, en un lugar de muy difícil acceso cercano al río Chama.

Con este nombre se conoce al bravo cacique mocotíe, que habitaba en la sierra merideña, en un lugar de muy difícil acceso cercano al río Chama.
Cacique sucesor de Maracay, le correspondió la difícil tarea de dirigir a sus hombres en contra de los invasores, después de la muerte de Maracay. Gracias al tesón, liderazgo y estrategia, consigue reagrupar a los indios araguas y los convoca a un juramento en el que se comprometieron, en honor de su antiguo jefe Maracay, a luchar hasta la muerte.

Cacique sucesor de Maracay, le correspondió la difícil tarea de dirigir a sus hombres en contra de los invasores, después de la muerte de Maracay. Gracias al tesón, liderazgo y estrategia, consigue reagrupar a los indios araguas y los convoca a un juramento en el que se comprometieron, en honor de su antiguo jefe Maracay, a luchar hasta la muerte.


Cacique Maracay


Maracay fue un valiente guerrero, perteneciente a la tribu de los araguas, cuyo nombre serviría luego para denominar una nueva tribu descendiente de la que él era originario.

Maracay fue un valiente guerrero, perteneciente a la tribu de los araguas, cuyo nombre serviría luego para denominar una nueva tribu descendiente de la que él era originario.


Cacique Mara


Este cacique de trato firme y autoritario, asumía toda la figura autocrática de quien gobierna asistido por poderes sobrenaturales.

Este cacique de trato firme y autoritario, asumía toda la figura autocrática de quien gobierna asistido por poderes sobrenaturales.
Este cacique intensificó sus ataques contra el Capitán Diego García de Paredes en 1562 quien es llamado a España y designado gobernador de la provincia de Popayán y cuando venía a tomar posesión de su cargo, en 1563, decide descender en Cabo Blanco, Venezuela, y es atacado por el cacique Guarauguta y pierde la vida al lado de sus lugartenientes Alonso Zapata y Francisco de Las Casas.

Este cacique intensificó sus ataques contra el Capitán Diego García de Paredes en 1562 quien es llamado a España y designado gobernador de la provincia de Popayán y cuando venía a tomar posesión de su cargo, en 1563, decide descender en Cabo Blanco, Venezuela, y es atacado por el cacique Guarauguta y pierde la vida al lado de sus lugartenientes Alonso Zapata y Francisco de Las Casas.
Hombre de confianza de Guaicaipuro, alcanza el cacicazgo después de la muerte de éste. Se cree que fue de origen caribe, procedente de lejanas tierras. Llegó a las proximidades de Los Teques y se radicó en El Peñón.

Hombre de confianza de Guaicaipuro, alcanza el cacicazgo después de la muerte de éste. Se cree que fue de origen caribe, procedente de lejanas tierras. Llegó a las proximidades de Los Teques y se radicó en El Peñón.


 Cacique Chicuramay / Cuaicurián


Chicuramay fue uno de los veintitrés caciques que fueron condenados a muerte después de la desaparición de Guaicaipuro, por una cruel decisión de la Alcaldía de Caracas, que deseaba alcanzar rápidamente la pacificación del valle.

Chicuramay fue uno de los veintitrés caciques que fueron condenados a muerte después de la desaparición de Guaicaipuro, por una cruel decisión de la Alcaldía de Caracas, que deseaba alcanzar rápidamente la pacificación del valle.


Cacique Cayaurima


Cacique cumanagoto de formidables atributos para la lucha, logró que numerosas tribus vecinas e incluso lejanas se unieran a la suya en la contienda a muerte contra el invasor.

Cacique cumanagoto de formidables atributos para la lucha, logró que numerosas tribus vecinas e incluso lejanas se unieran a la suya en la contienda a muerte contra el invasor.


Cacique Catia


El cacique Catia ejercía su mando en el territorio ubicado desde la fila que ocupaban los mariches, siguiendo toda la serranía que circunda a Caracas, hasta el litoral.

El cacique Catia ejercía su mando en el territorio ubicado desde la fila que ocupaban los mariches, siguiendo toda la serranía que circunda a Caracas, hasta el litoral.


Cacique Arichuna

 Cacique Aramaipuro
Este cacique fue uno de los jefes de los temibles mariches. Formó parte de la coalición de caciques que se enfrentó a Losada en Maracapana. Bajo su mando actuaron los caciques Chacao y Baruta, y como una especie de jefe de estado mayor participó el cacique Aricabuto.

Este cacique fue uno de los jefes de los temibles mariches. Formó parte de la coalición de caciques que se enfrentó a Losada en Maracapana. Bajo su mando actuaron los caciques Chacao y Baruta, y como una especie de jefe de estado mayor participó el cacique Aricabuto.


Cacique Guaicamacuto


Uno de los caciques del Litoral Central, establecido cerca de la actual población de Macuto, fue uno de los que recibieron pacíficamente a Francisco Fajardo cuando éste llegó a la región por primera vez en abril de 1555 y también la segunda, alrededor de 1557.

Uno de los caciques del Litoral Central, establecido cerca de la actual población de Macuto, fue uno de los que recibieron pacíficamente a Francisco Fajardo cuando éste llegó a la región por primera vez en abril de 1555 y también la segunda, alrededor de 1557.


Cacique Paramaconi

 Cacique Tiuna


Indio de la región de Curucutí, que se enfrentó a Diego de Losada en la batalla de Maracapana en 1568.

Indio de la región de Curucutí, que se enfrentó a Diego de Losada en la batalla de Maracapana en 1568.
pasado. De allí que la población chaima y en especial la reina Urimare derramos muchas lagrimas de impotencia y de dolor al asumir que si aquellos hombres habían derrotados a sus ancestros mucho mas rápido lo harían con su pueblo.


Reina del Guácharo


La Cueva del Guácharo se encuentra ubicada en las montañas del norte del estado Monagas. Tiene una longitud de 5.362 metros e innumerables pasadizos y galerías.

La Cueva del Guácharo se encuentra ubicada en las montañas del norte del estado Monagas. Tiene una longitud de 5.362 metros e innumerables pasadizos y galerías.
ORACIONES A LOS CACIQUES


ORACION A LA CORTE INDIA
En el Nombre de Dios Todopoderoso. Pidiendo permiso a la Corte Celestial. Hago esta invocación a la Corte India para que, si está en ley y justicia, me conceda este ruego que le hago (Haga su petición).
Rezar un Padre Nuestro, un Credo y un Ave María.
Encender una luz verde.
ORACION AL CACIQUE GUAICAIPURO
En el nombre de Dios Todopoderoso: Tres Divinas Personas. En el Nombre del (+) Padre (+) del Hijo y del (+) Espíritu Santo. Amén.
Así como le sirvieron al heroico Indio Guaicaipuro para alcanzar la más preciada dote, galardón y virtudes, que supieron cosechar, aprovechar y festejar el conglomerado de sus tribus de las cuales era Cacique.
Me acojo a tu inefable protección, amen del buen Dios, para que me favorezca de todo peligro y me guíe en todos mis actos. Así sea. Amén.
Se hace la plegaria. Encienda una luz amarilla.
ORACION AL CACIQUE NAIGUATA
¡Oh glorioso Cacique Naiquatá! Hoy acudo ante ti para suplicarte que de hoy en adelante seas mi escudo y protector, que me defienda de los malos monjes y los falsos profetas que intentan colocar piedras y espinas en mis caminos. Amen
Se enciende una luz y se pide la gracia deseada.
ORACION AL CACIQUE SOROCAIMA
Gran Cacique Sorocaima: te invoco en esta hora de tormentos y aflicciones, para que me des valor y nobleza para protegerme de las injurias y calumnias que se levantan contra mi y mi casa. Te invoco para pedir tu ayuda.
Se pide la gracia y se le enciende una luz el primer lunes de cada mes por tres lunes consecutivos
ORACION AL CACIQUE MANAURE
Gran Cacique Manaure, concédeme la pureza de mi vida. Tú que fuiste valeroso y un guerrero prepotente de la lucha contra los españoles, concédeme fuerza espiritual necesaria para luchar en esta vida.
Se enciende una luz y se pide la gracia deseada, esta plegaria se hace tres veces en la semana.
ORACION AL CACIQUE GUAICAMACUTO
¡Oh Gran Cacique Guaicamacuto! Yo te invoco para pedirte tu ayuda (se pide la gracia), y si me lo concedes yo rendiré culto a tu imagen y veneraré. Para dicha mía y de mi gente y siempre estemos protegidos por ti, gracias.
Se enciende una luz el primer sábado de cada mes, durante tres sábados consecutivos.
ORACION AL CACIQUE MARACAY
Cacique dueño y señor de los valles de Aragua. Siempre fuiste generoso y honrado. Yo te pido me guíes por ese mismo camino de paz y prosperidad para dar y recibir de todos. Te pido me concedas (se pide la gracia) y seré tu más difusor de tu gracia. Amen
Se reza un Ave María y se enciende una luz dorada
ORACION AL CACIQUE MARIPIRE
Cacique bondadoso de los derechos de la vida y auxiliar de los desvalidos. Concédeme lo que te pido por el bien de mi familia y de mí. Yo te lo pido para socorrerme de este mundo de penurias y de mala fe. Yo te invoco (se pide la gracia) para que se me conceda lo que pido y te doy gracias. Amen
Se reza un Ave María y se enciende una luz
ORACION AL CACIQUE CHURUGUARA
Cacique que guió a su pueblo por donde más tenía muestras de esperanza y de fe. Fue un conductor de mucha habilidad y su pueblo siempre lo seguía con fe. Por eso te pido que me guíes por este camino sin obstáculos para mi bien y el de los míos. Que mis enemigos no tengan nada en contra de mí y siempre esté en paz con todos. Hoy te ruego me concedas este favor. Amen
ORACION AL CACIQUE JIRAJARA
Cacique Jirajara, tu que todo lo puedes y lo resuelves, te pido que me concedas esta gracia y se me conceda tal y como yo te lo pido. No me faltes en esta hora de desgracia, que tu apoyo me ayudará a salir adelante. Ayúdame, ayúdame para estar bien y en paz con todos. Amen
Se reza un Padre Nuestro y un Ave María, se enciende una luz morada
ORACION AL CACIQUE APURE
Gran Cacique Apure, así como brilla el sol en tu pecho, deseo que brille la felicidad en mi hogar.
Se eleva una oración a la Corte India pidiendo el deseo
ORACION AL CACIQUE CAYAURIMA
Cacique que luchó por la paz de su gente y su pueblo. Fue un gran hombre que veía más allá del presente, tenía mucha visión. Guíame a mí para yo poder seguir siendo recto que tome otro sendero de maldades, por eso te imploro, no me dejes caer por malos rumbos y no tenga malos pensamientos contra nadie. Amen.
ORACION AL CACIQUE CARACAS
Se elevó a los lugares que la historia reservó tan sólo a los grandes, caciques notables en batallas y bloqueos armados.
Su dignidad lo llevó a combatir a los colonialistas que ansiosos de poder combatieron traidoramente. Te pido valor y energía.
Tu que posees valor para destruir a los enemigos, te pido que socorras nuestras necesidades. Hoy necesito de ti me concedas este favor. Oh espíritu del Cacique Caracas sé mi protector en todos los actos de mi vida. (Se pide la gracia)
Se enciende una luz el primer domingo de cada mes, durante tres domingos consecutivos.
Oración del Indio
Gran cacique, Fidelísimo espíritu Indio Celador de tu morada . En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo ; Yo, fiel creyente de tu poder, te invoco en este momento, ya que Tú, Gran espíritu Indio, conoces las aflicciones de mi materia para que intercedas con nuestro Padre Eterno y me brindes tu santa y divina protección.
Gran Espíritu Indio. Tu que eres el encargado de brindarme protección, te pido en el nombre de Jesús, Que con tu hacha de piedra rompas las malas cadenas materiales y espirituales que mis enemigos me tiendan . Con el veneno de tu lanza destruyas los malos pensamientos que en contra de mi vengan .
Con tus ojos de águila vigila mi sendero, que no haya brujo, cirio, lámpara ni mal pensamiento que puedan hacerme daño corporal o material.
Gran Espíritu Indio, te dedicó esta luz en pago de tu protección, para luz y progreso de tu santo espíritu.
ORACIÓN DE LOS INDIOS SIOUX

OH GRAN ESPÍRITU, CUYA VOZ OIGO EN EL VIENTO

Y CUYO RESPIRO DA VIDA A TODO EL UNIVERSO.



La Virgen de Nuestra Señora de Coromoto es la patrona de Venezuela. Es venerada tanto en la ciudad de Guanare, donde apareció hace aproximadamente 350 años, como en todo el país. En esta página le reseñaremos la historia de sus apariciones y le mostraremos los lugares donde apareció y es venerada hoy en día.
Cuando la ciudad de Guanare fue fundada, en 1591, los indígenas que habitaban en la región, los Cospes, huyeron hacia la selva en el Norte de la ciudad. Esto dificultaba la evangelización que la iglesia Católica había emprendido.
Un día de 1652, el cacique Coromoto y su mujer atravesaban una corriente de agua y vieron una Señora de extraordinaria belleza que les dijo en su idioma: “Vayan a casa de los blancos y pídanle que les eche el agua en la cabeza (el bautismo) para poder ir al cielo”. Casualmente un español llamado Juan Sánchez, pasó por ahí y el Cacique Coromoto le relató lo sucedido.



Juan Sánchez entonces le pidió que se alistara con la tribu, que el pasaría dentro de ocho días a fin de enseñarles todo lo necesario para echarles el agua. En efecto, cuando regresó los indígenas marcharon con el a un ángulo formado entre los ríos Guanaguanare y Tucupido, donde les repartieron tierras e iniciaron la catequización, a fin de prepararlos para el bautizo.



Varios de los indios recibieron el bautismo, no así el Cacique quien echaba de menos la selva donde el mandaba y no tenía que obedecer. Esto lo hizo preparar su huída. Sin embargo el sábado 8 de septiembre de 1652, la virgen vuelve a aparecer en el bohío, en presencia de Coromoto, su mujer, su cuñada Isabel y un sobrino de esta. (Es, por cierto, la única vez que la Santa Virgen aparece a una familia).
El cacique coge la flecha y apunta para matarla. Como la virgen María se le acercó, Coromoto tira la flecha e intenta empujarla, pero ella desaparece, dejándole en la mano un pequeño pergamino con su imagen. El niño corrió a avisarle a Juan Sánchez, quien con dos de sus compañeros fueron al sitio de la aparición y recogieron la preciosa reliquia. Dieron parte a las autoridades civiles y eclesiásticas, quienes a pesar de no creerlo resolvieron llevar el pergamino a la Iglesia de Guanare en 1654, donde permaneció en un relicario hasta 1987, cuando fue incrustada en el pedestal de la imagen de madera que está hoy en día en el templo “Santuario Nacional Nuestra Señora de Coromoto”.


El cacique Coromoto huyó a la selva, y al ver que la santísima Virgen no había logrado nada con el, permitió que lo mordiera una serpiente venenosa. Entonces volvió su corazón a Dios y comenzó a pedir el Bautismo, el cual le fue administrado por un Barinés que pasaba por ahí. Al bautizarse se convirtió en apóstol y pidió a los indios que no se separaran del misionero y que se bautizaran. Como consecuencia de esto, los indios Cospes formaron una comunidad de fieles muy fervorosa.

Hoy en día, cerca de Guanare (estado Portuguesa), en el lugar de la segunda aparición fue construido un lindo templo, el Santuario Nacional Nuestra Señora de Coromoto, el cual fue consagrado el 7 de enero de 1996, e inaugurado con la solemne Eucaristía presidida por su Santidad el Papa Juan Pablo II, el 10 de febrero de 1996.


Detrás del altar se encuentra la imagen de la virgen que mostramos a la derecha. Debajo de esta imagen está un hermosísimo relicario de oro, brillantes y perlas. Como está prohibido fotografiarlo, lamentamos no poder mostrárselo aquí.

Las misas se celebran de lunes a viernes a las 7 a.m., los sábados a las 8 a.m. y a las 11 a.m., los domingos a las 8 a.m., 11 a.m. y 2:30 p.m.
Nuestro agradecimiento a la Hermana María Nieves de las Siervas de Jesús por el envío de la imagen de la aparición
Bibliografía: Folletos “Breves datos históricos y reflexión sobre las apariciones de la virgen de Coromoto” y “Santuario a Nuestra Señora de Coromoto, Guanare…” disponibles en el mismo Santuario.

Cacique Yoraco
Yoraco fue un cacique indígena de Venezuela. En etimología chaima su nombre significa zorro o diablo. Se presume que nació en el valle de Tácata, estado Miranda, en fecha desconocida.
La legendaria existencia de Yoraco se basa en la narración que de su muerte hizo José de Oviedo y Baños en su Historia de la conquista y población de la provincia de Venezuela.
Según Baños, en 1574, cuatro indios Teques acompañaron como intérpretes a dos soldados españoles llamados Juan Pascual y Diego Sánchez al Valle de Tácata, del cual pretendían apoderarse. A su llegada fueron masacrados mientras los intérpretes huían hacia a Caracas para llevar la noticia al teniente Francisco Carrizo.
A principios de 1575, Carrizo se encaminó hacia el Tácata con unos 90 hombres para tomar control del área. A su llegada consiguió a los indígenas esperándolos, y en la retaguardia, Garci-Gonzalez de Silva observó a unos 500 flecheros preparándose para una emboscada. De Silva se dio a la tarea de perseguirlos, pero en el camino sólo consiguió a Yoraco apuntándole con un arco. Aumentando el trote, De Silva lo embistió desde su caballo “y le dio tan fiero bote con la lanza, que suspendiéndolo del suelo, lo llevó en breve rato por el aire.”[1]
Dándolo por muerto, De Silva soltó al indio y al voltear, observó que el mismo se puso en pie y se enfrentó a dos españoles llamados Juan de la Parra y Diego Méndez, quienes pronto le dieron muerte.
Aquí, la narración de Baños creó la leyenda de la naturaleza sobrenatural de Yoraco al describir como después de muerto sus heridas no sangraban, y que sólo cuando le quitaron un collar de “piedras coloradas”, empezó a desangrarse. Según Baños, este collar se lo apropió De Silva quien lo conservó como tesoro hasta que algunos años más tarde, el gobernador de Venezuela, Diego de Osorio, al enterarse de su supuesto poder, se lo quitó para enviárselo como curiosidad al Rey Felipe II de España.
La obra de Oviedo y Baños, debe ser leída con cautela, ya que es fuente primaria de muchas historias de Venezuela en las que se han descubierto numerosos errores históricos.
Cacique Yoraco
Yoraco en la etimología indígena chama significa zorro o diablo. Este indio nació en el valle de Tácata, siendo aún muy joven, visitó a sus parientes quiriquires ubicados en la costa de lo que hoy se conoce como estado Sucre, en Cariaco.
Allí vio las naves españolas llegando a las playas y descargando productos por hombres de una piel pálida, con armas que nunca antes había imaginado, supo entonces, que su tierra ya no era suya y sintió un deseo obsesivo de luchar para reconquistar sus tierras y la dignidad de su pueblo.
Yoraco comenzó a formarse para el liderazgo. Volvió a Tácata y allí fue protegido y educado por los piaches.
Combatió ferozmente al agresor español. Su objetivo era expulsar a los invasores. Creció su fama de hombre valiente, amparado por el poder sobrenatural que le dieron los piaches. Se supo que tenía un amuleto, especialmente ensalmado para él, que lo protegía de todos los males y peligros.
Los españoles enviaron al capitán Juan Rodríguez Suárez para vencerlo, partió con 200 hombres bien armados y un pelotón de caballería. Yoraco lo esperó en su territorio, la batalla fue dura, sin reglas, sin descanso. Un día ganaba Yoraco y el otro le tocaba la victoria a Rodríguez. Cuando llevaban varios días de enfrentamiento, decidieron los dos líderes resolver la contienda ellos mismos.
La pelea comenzó una mañana de 1561, la lucha fue agotadora hasta que decidieron estrecharse las manos en señal de mutuo respeto y admiración, y luego cada bando se retiró a su respectivo cuartel.
Yoraco, enfrentó nuevamente a Rodríguez Suárez y en el combate murió atravesado por la lanza de un soldado ibérico.
 
Pasaron largos días de espera por lo que el Capitan Cataño, al no encontrar al Cacique Chacao, decide marcharse con su tropa, pero cual no sería su sorpresa que en ese momento escuchó voces y al acercarse pudo ver que eran dos pequeños indios que estaban a la orilla del río, por lo que el astuto conquistador pensó que pertenecían a la Tribu del Cacique Chacao, y pensó: si los atrapo él se dará cuenta de la ausencia de los pequeños y saldría en su búsqueda, y así atraparle.
En la quietud de la noche surgió el temible Chacao, de figura atlética, con su macana procedió atacar el Campamento Español, donde se encontraba el Capitán Catado, logrando rescatar a los niños prisioneros. Luego, aquel formidable “Hércule Americano” fue herido de muerte, desplomandose sobre la tierra que años después sería el asiento de la pequeña Aldea, quedando así la sangre de este valiente Cacique como el más noble testimonio de su inmortal y generosa hazaña.
Chacao, cacique de raza caribe, que gobernaba en la región del valle de Caracas, que hoy lleva su nombre, ciudad y Municipio Chacao, aun cuando su dominio se expandía hasta Los Teques. Murió hacia 1567 luchando por la defensa de sus dominios cuando los españoles invadieron el valle de Caracas.
 
La ciudad de Santiago de León de Caracas, que fue fundada en 1567, era continuamente arrasada por las tribus locales.
En 1570 cuando Diego de Mazariegos tomó cargo como gobernador de la provincia de Venezuela, hizo prioridad la pacificación de los territorios. Siguengo la muerte de Guaicaipuro, Tamanaco se hizo nuevo líder de los Mariches y Quiriquires.
Para 1573 Tamanaco y su grupo de nativos se volvieron tal problema, que refuerzos vinieron de España y otras islas españolas en el Caribe con el solo propósito de ocuparse de ellos.
Luego el capitán Pedro Alonso Galeas y el teniente Francisco Calderón unieron fuerzas con el fin de iniciar una expedición para atrapar a Tamanaco y sus hombres, fueron ayudados por Aricabacuto, otro cacique.
Una vez conocido lo de la expedición, Tamanaco preparo una fuerza que constaba de 300 guerreros mas la ayuda de las tribus Teques y Arbaco.
Poco después Tamanaco decidió atacar Caracas y persiguió a los soldados españoles hasta el río Guaire, donde estos últimos, liderados por el capitán Hernando de la Cerda, combatieron a los hombres de Tamanaco derrotando a este y a sus hombres con la ayuda de la caballería.
Tamanaco fue apresado vivo y sentenciado a la horca. Sin embargo, González de Silva, a cargo de la ciudad de Caracas, discutiendo con el capitán Mendoza, se le propuso una alternativa a Tamanaco, la horca o luchar contra el perro entrenado de Mendoza, irónicamente llamado “Amigo”.
Tamanaco aceptó, pero la lucha era desigual y Tamanaco murió por las heridas en su garganta. Luego de su muerte Tamanaco se volvió una leyenda entre los nativos quienes gritan su nombre durante la batalla.

HISTORIOGRAFÍA MODERNA

La opinión generalizada de modernos historiadores (entre ellos Nectario M. Pralón), es que el historiador Oviedo y Baños, basándose en el cronista fray Pedro Simón, que a su vez éste copió a fray Pedro de Aguado, narró novelescamente la Historia de Venezuela, inventando acciones, creando ficticias situaciones y fabulosos personajes que no corresponden a la realidad histórica.
Los caudillos indígenas Guacaipuro y Tamanaco, de los que tantas y tan “gloriosas hazañas” nos narra el aludido historiador, fueron creados por la facilidad imaginativa de Oviedo y Baños, ya que a éstos caciques ni los citan las Actas del Cabildo caraqueño del siglo XVI, ni las Crónicas de fray Pedro de Aguado, ni en las de fray Pedro Simón y ni siquiera los nombra el historiador contemporáneo Guillermo Morón.
Por otro lado, en la “Descripción general de las Indias”, en la parte correspondiente a Venezuela, nunca nos hablan de importantes caudillos indígenas: …”no hay, ni se ha podido averiguar que en toda la provincia de Caracas haya habido caciques ni señores de propiedad o señorío, ni tributan a ninguno”

Formó parte de la coalición que en el siglo XVI luchó contra los colonizadores castellanos, dirigida por su propio padre y posteriormente por Tamanaco. La leyenda dice que, al morir su padre, Baruta recibió, de manos de su madre, el penacho con plumas rojas que aquél había usado como símbolo de linaje y mando.[2] Con frecuencia establecía pactos y alianzas con otras tribus rebeldes y obtenía grandes victorias.
El conquistador y fundador de Caracas, Diego de Losada, otorgó en encomienda a Alonso Andrea de Ledesma, por título fechado el 12 de marzo de 1568, al cacique Baruta, su tribu y sus tierras:[2] existen dos versiones sobre lo que habría ocurrido entonces. Según una de ellas, Baruta y dos mil indios de su tribu presentaron batalla y fueron aniquilados; la otra afirma que Baruta decidió aceptar pacíficamente la presencia de los castellanos,[2] que habrían respetado su autoridad y sus tradiciones y cooperado con él, enseñándoles nuevas técnicas ganaderas y de cultivos
Al morir, Baruta fue enterrado con su rito. El 19 de agosto de 1620, el Gobernador Francisco de La Hoz Berríos fundó Baruta, con el nombre de San Francisco de Paula. Los textos hacen referencia expresa al nombre Baruta en la consagración de la Iglesia de la Villa de Nuestra Señora del Rosario de Baruta el 14 de julio de 1655.[3]

-Esta Plaza esta dedicada al Cacique Manaure que “jamás empeñó palabra que no cumpliera“. Manaure está representado con la mano tendida en un gesto simbólico de hospitalidad con la cual recibió a Juan de Ampíes.
“Cacique” era el término usado por las tribus para denominar a su Jefe, el cual era escogido por su valentía y por sus actos de sacrificio por la tribu.
“Caquetíos” y “Jirarajaras” eran los grupos indígenas o tribus que ocupaban la zona de Falcón antes de los Tiempos de la Conquista. Según el Obispo Ballesteros, la comarca de la Ciudad de Coro estaba poblada por catorce o quince mil indios…Los “Jirajaras” ocupaban las montañas al Sur de Coro.
El término “Tribu” se utiliza para señalar grupos que vivían en la misma area geográfica, que hablaban el mismo lenguaje y que tenían prácticas comunes de agricultura, caza, pesca y economía.
Otro Cacique Caquetío que se distinguió por sus actos heroicos fue el Cacique Catimayacuna.
Por otra parte, son abundante los testimonios que destacan el hecho de que los aborígenes falconianos labraban habitualmente la tierra, obteniendo de ella el tabaco y el algodón, además del maíz, la yuca y las legumbres. El tabaco, que luego fumaban en forma de cigarrillos y que eran utilizados para predecir el futuro. Tambien estos antepasados nuestros vivían de la caza y de la pesca, sin embargo los caquetíos no utilizaban las armas, sino solo en sus actividades venatorias. Asimismo, para su defensa los Caquetíos utilizaban arcos y flechas no envenenadas y con “macanas”.
Las prácticas funerales de los Caquetíos incluían Endocanabilismo y Momificación las cuales eran utilizadas solo para hombres importantes dentro de la tribu como los Caciques o “DIAOS”.
DEL CARACTER DE MANAURE Y DE LOS CAQUETIOS
Una de los más importantes atributos de los Caquetíos fue su carácter, todos se referían a ellos como “gente de más razón que de otras partes”. El pueblo caquetío era caracterizado como pacífico, trabajador y laborioso, y en las faenas agrícolas fue el más sobresaliente.
Manaure tuvo una hija JUDIBANA, que se casó con el cacique HUREHUREBO de Paraguaná, que al igual que el Cacique Manaure fue bautizado el 26 de Julio de 1527, Día de Santa Ana de Coro. ” Lo cierto es que el matrimonio Hurehurebo-Judibana”, estaba constituido por dos heroes de nacionalidad, de la estirpe teocrática de los Manaure, épicos, hidalgos, trabajadores, modestos”. (Anibal Hill Peña. De Coro y De Corianos. P. 105).
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Palabras bien medidas y ordenadas,
…y el amistad y paz después de hecha
“Nunca vido virtud que no loase
….En su mirar, hablar y en su manera

Cacique Muisca : Idacanzas
Idacanzas fue un Cacique Muisca de la confederación Iraca. Su nombre significa “Luz Grande del Día”. Es un personaje misterioso, que fue muy venerado y respetado como Sumo Sacerdote. El Zipa y probablemente el Zaque también le pagaban tributo. Se le atribuye la capacidad de predecir desde los eventos climatológicos hasta los de origen humano con una precisión extraordinaria.
Probablemente Idacanzas no sea mas que un sumo sacerdote de Iraca, pero a la llegada de los españoles se le rendía culto como al Dios Nemqueteba o Nemquereteba que se asimila con Bochica el instructor y benefactor de los Chibchas.
En las leyendas Chibchas se describía como un anciano de barba blanca, cabalgando un misterioso animal. Estableció la confederación de Iraca y las normas para la elección de sus sucesores.
Es posible que Idacanzas se trate de un muy antiguo sacerdote del culto de Bochica pero no del mismo personaje.
Cacique Yoraco
Allí vio las naves españolas llegando a las playas y descargando productos por hombres de una piel pálida, con armas que nunca antes había imaginado, supo entonces, que su tierra ya no era suya y sintió un deseo obsesivo de luchar para reconquistar sus tierras y la dignidad de su pueblo.
Yoraco comenzó a formarse para el liderazgo. Volvió a Tácata y allí fue protegido y educado por los piaches.
Combatió ferozmente al agresor español. Su objetivo era expulsar a los invasores. Creció su fama de hombre valiente, amparado por el poder sobrenatural que le dieron los piaches. Se supo que tenía un amuleto, especialmente ensalmado para él, que lo protegía de todos los males y peligros.
Los españoles enviaron al capitán Juan Rodríguez Suárez para vencerlo, partió con 200 hombres bien armados y un pelotón de caballería. Yoraco lo esperó en su territorio, la batalla fue dura, sin reglas, sin descanso. Un día ganaba Yoraco y el otro le tocaba la victoria a Rodríguez. Cuando llevaban varios días de enfrentamiento, decidieron los dos líderes resolver la contienda ellos mismos.
La pelea comenzó una mañana de 1561, la lucha fue agotadora hasta que decidieron estrecharse las manos en señal de mutuo respeto y admiración, y luego cada bando se retiró a su respectivo cuartel.
Yoraco, enfrentó nuevamente a Rodríguez Suárez y en el combate murió atravesado por la lanza de un soldado ibérico.
 
Yavire fue uno de los grandes caciques caribes de la región guayanesa. Se le atribuye la unificación de las tribus que moraban en la región del Caroní y extiende su influencia hacia el norte, en lo que hoy son los estados Sucre, Monagas y Anzoátegui.
En las batallas causaba muerte y terror entre sus adversarios. En una de sus más cruentas batallas contra el invasor, Yavire descuida su retaguardia y muere bajo el fuego ibérico en la batalla que sostuvo contra ellos en el sitio conocido hoy como Caicara de Maturín.
Poco tiempo antes de morir peleó en Cumaná y allí recibió una fuerte herida en el brazo derecho, que lo dejó semi inútil.
Varios de sus guerreros obtuvieron el grado de cacique o de jefe. Lucharon bajo sus órdenes los legendarios Paramaiboa y Pariaguán, que si bien se enfrentaron por el mando a la muerte de su jefe, muy pronto unieron fuerzas nuevamente para combatir al extranjero.
Paramaiboa, fiel a las enseñanzas de su jefe, funda una coalición de pequeñas tribus hacia el norte de lo que muy pronto sería la nación venezolana.
Su adversario fue el gran capitán español Gonzalo de Ocampo, quien actuando con extrema crueldad quiso dar un escarmiento definitivo a los caribes, para lo cual apresó y ahorcó a varios renombrados caciques; y a otros los envió como esclavos a Santo Domingo. Sin embargo, Paramaiboa en el norte de oriente y Pariaguán en el sur, seguirían fíeles al juramento que le hicieran a Yavire. Unen sus fuerzas y presentan batalla en Guanta (Anzoátegui), pero el militar español les propina una fuerte derrota. Paramiaiboa ataca de nuevo a Ocampo, obligándolo a retirarse hacia Nueva Andalucía (Cumaná). El cacique cobra venganza y somete a juicio militar a veinte soldados y cinco oficiales españoles, los condena a muerte y no los ejecuta gracias a la oportuna intervención de Fray Bartolomé de Las Casas, sacerdote defensor de los indios. El guerrero caribe escuchó los ruegos del padre de Las Casas, a pesar del odio que sentía por Ocampo.
Paramaiboa muy pronto se enfrentó al nuevo jefe español, Alonso de Vera y Aragón, al que también derrotó. Cuando se marchó Vera, conocido en la historia con el apodo de “Tupí”, regresó de nuevo Ocampo, pero esta vez traía la diplomacia como arma y un oficial de gran temple de apellido Monsalve. Sus primeras medidas fueron las de apresar a los indios y luego liberarlos, no sin antes entregarles regalos. Al enterarse, Paramaiboa dio la orden de regresar los regalos y de advertir al invasor que debía abandonar sus predios. Ocampo colgó a los emisarios y esto dio inicio a una nueva guerra. Acorraló entonces a Paramaiboa y Pariaguán en el sitio denominado La Zapoara, hoy El Chaparro (Anzoátegui), pero fue vencido por Pariaguán, aunque en la batalla muere valerosamente el cacique Paramaiboa. Pariaguán era un cacique respetado y admirado por sus hombres. La noche de la batalla de La Zapoara, Pariaguán preparó su estrategia sigilosamente, con Paramaiboa, pero cuando comenzaron las acciones, él personalmente dirigió la batalla al frente de sus hombres, Paramaiboa, por su parte, lucha con fiereza y muere en la batalla. Pocos españoles sobrevivieron. El capitán Monsalve, que dirigió a los españoles, no pudo soportar la derrota y se suicidó.
Luego de la batalla, Pariaguán dirigió las exequias de su amigo Paramaiboa y de inmediato se dedicó a consolidar su triunfo, reunificando el antiguo dominio de Yavire. Se preparó para la destrucción final del adversario. Por su parte, los españoles reordenaron sus fuerzas y emprendieron una acción globalizante.
Ocampo decidió entonces unir todas sus tropas y atrapó a Pariaguán en el sitio de Los Cardones (Monagas). Su lugarteniente Castellanos atacó por un lado y Ocampo en persona lo hizo por el otro. Pariaguán fue diezmado y sus tropas aniquiladas. Con los pocos sobrevivientes se internó en las selvas de Guayana y no se supo más de él.
 
Al enterarse de la muerte de Tamanaco, Yare tembló de ira y juró vengarse del capitán Mendoza, dueño de la fiera que dió muerte al cacique, lo persiguió hasta que consiguió acorralarlo en Araguita. Al tenerlo prisionero lo hizo degollar, junto con su perro, y la cabeza de ambos las envió a los familiares de Tamanaco.
Yare siguió su guerra sin cuartel, venciendo y siendo vencido, hasta que un día de 1575 los arcabuces españoles acabaron con la vida del guerrero.
 
En el momento del Descubrimiento, el inmenso imperio central estaba integrado por otras tribus, tales como, tarananas, yaritagua, acharigua, torondoyes, y zararas.
Otras tribus, entre ellas los macaures y los caripes se aliaron con los españoles para hacerle frente a Yaracuy.
El conquistador Diego García de Paredes, junto con el capitán Juan de Vargas, intentaron tomar tierra firme e instalarse en el bastión de El Tocuyo, pero Yaracuy los venció en la batalla de Cuyucutúa, en 1552.
Luego es capturado y condenado a muerte, pero consigue desarmar y poner fuera de combate a varios soldados y al fin sucumbió bajo el fuego de los arcabuces.
 
 
Terepaima, sabiendo que el español Rodríguez Suárez lo tenía sentenciado a muerte, reunió los indios Paracotos y en un feroz ataque contra los españoles, extinguió la vida de Rodríguez Suárez.
La victoria y el hecho de que Terepaima fuera el que diera muerte a Rodríguez, le creó una aureola de leyenda. Hasta ese momento, había actuado como jefe sin que los piaches de su tribu aprobaran su ascenso a la categoría de cacique. El triunfo de Terepaima sobre el español que mató a Yoraco, le dio argumentos para adquirir el liderazgo que ambicionaba.
La historia de este hombre demuestra que no sólo fue hábil como guerrero, sino que también tenía dotes para la política y para la diplomacia. De hecho, en 1559 negocia con Francisco Fajardo permitiéndole paso por su territorio después de habérselo negado. En 1561 vence a Luis Narváez, que había penetrado en su territorio con propósitos belicosos. Losada se enfrentó con Terepaima en el 67 y no pudo someterlo.
Fue Garci González de Silva quien logró establecer la paz con él, pero el indio muy pronto volvió a la guerra, a defender lo que creía que era suyo y en una cruenta pelea encontró la muerte a mediados de la década del 70.
Cacique Tamanaco
Dos años después de la muerte del gran Cacique Guaicaipuro, surge Tamanaco, cacique de los indios mariches y de los quiriquires.
Su misión, al igual que Guaicaipuro, era la de propiciar una alianza entre las diferentes tribus.
El 5 de diciembre de 1570, llegó a Coro, capital de la provincia de Venezuela, el gobernador y capitán general Diego de Mazariegos, pacta con los enemigos de Tamanaco. Nombra al avanzado Francisco Calderón para pacificar el valle de Caracas y lo designa teniente general de la recién fundada ciudad de Santiago de León de Caracas.
Calderón envía al capitán Pedro Alonso Galeas a rendir a Tamanaco. Galeas lo persigue y entra en tratos con el cacique Tapiaracay, enemigo de Tamanaco y del pacificado cacique Aricabuto, quien le ofrece ayuda a cambio de que le entregue a este último. El trato no se consolida y Galeas se mide con Tamanaco en una pelea en la que participa Garci González de Silva y el indio Aricabuto, que les sirve de guía. El combate no tuvo vencedor.
Tamanaco decide atacar a Caracas, los españoles retroceden hasta las orillas del río Guaire. El capitán Hernando de la Cerda, se enfrenta con Tamanaco y este vence. Los indios no advirtieron la llegada de una caballería española, Tamanaco y sus hombres quedaron atrapados y fueron hechos prisioneros. Guaicaipuro fue condenado a morir en la horca, luego su cabeza sería exhibida para que sirviera de escarmiento a los rebeldes. Garci González, que había sido elegido Regidor del Cabildo de Caracas en 1573, estuvo en desacuerdo con la medida, ya que admiraba el valor, el temple y la dignidad demostrada por el guerrero.
En el medio de estas consideraciones intervino un capitán de apellido Mendoza, que era propietario de un perro y sugirió que le dieran a Tamanaco la oportunidad de escoger entre la muerte en la horca o la posibilidad de salvar su vida si vencía al perro. Garci González estuvo de acuerdo, al igual que el resto de los miembros del Consejo de Guerra, Tamanaco acepto.
Tamanaco fue desatado y colocado en la Plaza Mayor (hoy Plaza Bolívar) Mendoza, soltó el perro, Tamanaco recibió varias mordeduras que le causaron la muerte.
 
Llegó a convertirse en hombre de confianza y uno de los lugartenientes del gran Guaicaipuro y a la muerte de éste, quedó como jefe guerrero bajo el mando de Conopoima.
En 1570 participó en los ataques contra la recién fundada Santiago de León de Caracas, bajo el mando de Conopaima y Terepaima. En 1572, Garci González de Silva apresó a Sorocaima, Conopaima seguía resistiendo. Ante este hecho y deseoso de terminar la batalla rápidamente, González decide utilizar a Sorocaima como carnada y dice en alta voz, para que lo escuchen los otros guerreros, que el jefe indio perdería su mano derecha, que le sería amputada, a menos que se rindieran. En este último caso, se perdonaría la vida a todos. Es allí cuando el Jefe Sorocaima, le dice a los guerreros:
“Ataquen con fuerza, mis valientes, que los españoles no tienen mucha gente.”
Y luego, sin vacilar, estira el brazo para que le amputen la mano derecha, lo cual fue llevado a cabo por oficiales al servicio de Garci González. Sorocaima, en un gesto que reflejaba por igual el valor y la grandeza de su raza, tomó con su izquierda la derecha y, levantándola la ondeó en señal de triunfo. Luego, avanzó hacia sus hombres. Garci González había ordenado su libertad. Sin embargo, al dar la espalda al enemigo uno de los soldados le disparó a traición, quitándole la vida.
Cacique Pariata – Maiquetía
A mediados del Siglo XVI, se encontraban liderando a los indios del litoral central los caciques Pariata y Maiquetía. Se dice que Maiquetía era el verdadero cacique y que Pariata era uno de sus guerreros de mayor confianza, al lado de hombres de la calidad de Curucutí y Guracarumbo.
Pariata tenia su residencia en el lugar denominado Los Guayabos, en lo que hoy es Catia La Mar, pero su territorio abarcaba todo el sitio de lo que aún hoy se llama Pariata en el litoral central venezolano. Su vecino más cercano era el cacique Maiquetía, quien muy pronto decidió pactar la paz con los españoles. Pariata no se doblegó. Una de sus mas recordadas hazañas fue la del ataque al bergantín español El Pelayo, el cual incendió y destruyó por completo.
Pariata decidió pelear al lado de Guaicaipuro y cuando éste muere sirvió en las tropas de Tamanaco, una vez liquidada la resistencia y pacificados la mayor parte de los grandes jefes se retira con sus familiares y allegados a un sitio apartado.
Murió en edad avanzada pero pudo ver la fundación de La Guaira por Diego de Osorio el año de 1589.
 
Cacique de los indios taramainas (llamados también toromainas) que habitaban en la zona nor-central de Venezuela. Después de haberse establecido los españoles en el valle de Caracas, Paramaconi, aliado con Guacaipuro, fue uno de los jefes de la sublevación general de indígenas de esa zona que estalló a mediados de 1561.
Mientras Guacaipuro atacaba las minas de la región de Los Teques, Paramaconi asaltaba con sus guerreros el hato de San Francisco, fundado por Francisco Fajardo en el valle, cerca del río Guaire.
Durante este combate, una estampida del ganado vacuno que tenían los españoles desbarató a los taramainas y los obligó a retirarse. Poco más tarde, Paramaconi y otro indígena de nombre Toconai se enfrentaron en un encuentro personal con Juan Rodríguez Suárez y Juan Jorge Quiñones, logrando herir al primero de éstos; el compañero de Paramaconi resultó muerto, pero el cacique se salvó adentrándose en el monte.
A comienzos de 1562 participó en la destrucción del hato de San Francisco, que fue definitivamente abandonado por los españoles; es probable que poco después tomara parte con otros caciques en el asalto a la villa del Collado, obligando a Fajardo y sus gentes a retirarse del litoral y regresar a la isla de Margarita.
Después de estos éxitos, los indígenas continuaron por algunos años en posesión de sus tierras, pero en 1567 no pudieron impedir que Diego de Losada penetrase en la zona y fundase las ciudades de Santiago de León de Caracas y de Caraballeda. Hacia 1568, Paramaconi y sus hombres concurrieron a la gran concentración convocada por Guacaipuro para atacar la ciudad de Caracas, pero la operación fracasó por falta de coordinación entre las diversas parcialidades indígenas; Paramaconi y los suyos fueron rechazados por Losada y su hueste.
A comienzos de la década de 1570, Garci González de Silva asaltó de noche el bohío del cacique, con quien se trabó en combate personal; ambos rodaron por un barranco, y el español dejó al indígena en el fondo, creyéndolo muerto. Paramaconi se recuperó de sus heridas y meses más tarde, se sometió a los españoles y mantuvo estrecha amistad con Garci González de Silva.
Cacique Paramacay
Cacique de origen cumanagoto, gobernó su tribu hacia el año 1569. Su territorio estaba ubicado en la región de Mamo, entre la costa barloventeña y el valle de Los Guayabos.
Tocó a Paramacay un tiempo difícil en la lucha contra el colonizador, por cuanto debió reiniciar los enfrentamientos a raíz de la instauración de un encomendero, el capitán Julián Mendoza, quien quiso imponer el trabajo gratuito y obligar a los menores de 20 años para que se convirtieran en servidumbre suya o de sus familiares.
Paramacay enfrenta en diversas escaramuzas a su tribu contra el encomendero y sus seguidores. En una de ellas captura y secuestra a Dolores Ruiz, la esposa de Julián Mendoza y a sus dos menores hijos, por quienes exige rescate al comendador y pide trato justo y conciliatorio para los suyos, logrando su objetivo mediante la presión del plagio.
En 1555 el cacique Paisana estableció amistad con el mestizo Francisco Fajardo, hijo de una princesa guaiquerí y de un español de su mismo nombre. Fajardo solicitó paso libre por la tierra de los Caracas, a lo que accede el jefe indio.
En 1557 regresa al valle de los Caracas, esta vez acompañado de su madre y de unos 100 indios guaiqueríes.
Llevaba autorización del gobernador Gutiérrez de La Peña para gobernar y poblar la costa desde Borburata hasta Maracapana.
Paisana no aceptó la fundación del Hato de San Francisco que hizo Fajardo en 1560, envenenó las aguas, causando la muerte a mucha gente, incluyendo la madre de Fajardo y éste lo condenó a morir en la horca.
 
Según las leyendas indígenas era fuerte y en cierta manera romántico. Como rasgo curioso de su espíritu tenía verdadero amor por las gaviotas, por esto Naiguatá pasaba horas y horas contemplando embelesado a dichas aves, hoy desaparecidas de la zona.
Se dice que le gustaba estar solo, y en todo caso acompañado de sus gaviotas que eran su única compañia.
También se dice que en la época en que los españoles llegaron a su territorio el los recibió, pero hubo uno de los españoles mato de un arcabuzaso a una de sus amadas gaviotas, enfurecido por lo que consideraba un acto salvaje Naiguata le pidió al comandante de los españoles le entregara el cabo que habia matado al ave pero el comandante español se nego, por lo que Naiguatá asaltó el fuerte de los españoles hasta dar con el autor de la muerte de su gaviota y cuando lo iba a matar una ola de gaviotas cruzo el cielo, Naiguata interpretó ello como una señal de perdón que le otorgaban las gaviotas a ese hombre y lo dejó ir libre. Naiguatá vivio de vejez años despues
 
El sitio era denominado Murrupuy por los indígenas. Eran indios laboriosos, que producían algodón con el que tejían bellas cobijas y ruanas, que les servían para protegerse de las inclemencias del tiempo.
También producían otras artesanías y se dice que llegaron a poseer minas de oro en Acequías y Aricagua. Enfrentó las tropas de Juan de Maldonado, que fundó Mérida en el año 1559. Su esposa era la princesa Tibisay, hija del cacique de Las Vegas del Mucujún.
Eran adoradores del sol, al cual llamaban Ches. En la medida en que la guerra avanzaba, Murachí se dio cuenta de que la gran belleza de su amada la ponía en peligro y para protegerla la envió hacia el interior de su territorio, en el sitio más recóndito y secreto, en compañía de sus guerreros más leales. Sus hombres fueron diezmados y su tierra conquistada por el hombre blanco, pero Murachí nunca se rindió. Murió peleando contra el invasor en el año de gracia de 1560.
Cacique Meregote
Por su parte, los españoles no titubeaban ya para alcanzar su objetivo. La tierra ocupada por el cacique Meregote y sus indios araguas debía ser rendida a la bandera española a la mayor brevedad.
Los dos bandos se enfrentaron en una batalla definitiva en el sitio denominado La Colina de La Cruz. Allí murieron los hombres de Meregote. Ninguno se rindió. Meregote fue un digno heredero de Maracay.
 
Dominó sobre la extensión que hoy ocupa el estado Aragua y parte de otros estados colindantes, especialmente hacia la costa por los predios del cacique Turiamo, quien fuera su aliado en muchas batallas.
La fama de Maracay se sustenta en la derrota de Rodríguez Suárez.
La batalla sostenida contra los soldados del mencionado capitán degeneró en duelo entre cacique y conquistador. La destreza y fortaleza de Maracay acabó pronto con su contrincante, quien debió retirarse vencido a su campamento..
La muerte de Maracay le sobreviene a temprana edad, como consecuencia de la traición de uno de los suyos, lo que permite que el conquistador español lo ejecute mientras descansaba.
 
Fue caudillo de una vasta región occidental que se extendía desde las orillas del lago conocido como Maracaibo y el río Magdalena, en el límite con lo que hoy día es Cartagena.
Los fieros indios motilones conocieron las incursiones de este cacique que consiguió someter a muchas tribus de la región, con las cuales hizo frente al invasor. Perfecto conocedor de la geografía guajira, Mara consiguió ejercer una prolongada resistencia al invasor español.
Muere luchando contra un capitán español, que lo captura malherido y lo deja sumirse en su agonía, tratando de negociarle un trato de libertad a cambio de su riqueza. A la muerte de Mara no le sucede ningún otro cacique de su talla, por lo que la región fue prácticamente pacificada.
Cacique Guarauguta
Pocos hombres pudieron salvar sus vidas. Huyen en su barco y viajan hacia Borburata, esto le dio fama al cacique Guarauguta, quien intensificó sus ataques contra los invasores.
El capitán Gómez de La Peña, vence al guerrero, quien muere acribillado en los alrededores de Catia La Mar.
Cacique Conopaima
Venció en muchas peleas al lado de Guaicaipuro y una de sus más sonadas victorias fue la de Las Adjuntas.
En enfrentamiento con Garci González de Silva, en el sitio de Los Carrizales, en 1572, donde al bravo Sorocaima le es amputada la mano, el cacique Conopaima decide buscar la paz con el invasor y se retira de la lucha. Más tarde se arrepiente de su determinación y vuelve a la lucha contra el enemigo. Una noche, estando con su esposa a orillas del río Macarao los españoles los emboscaron y les dispararon para matarlos. La mujer del cacique resultó herida. Conopaima la tomó en sus brazos y ya en la curiara decidió hundirse con ella para morir juntos, pero no fue necesario, un soldado acabó con la vida del cacique.
 
El alcalde los hizo aprisionar, los juzgó sin pruebas y los condenó a muerte. Chicuramay era un cacique muy joven, valiente y amado por su gente, lo que motivó que uno de sus guerreros, el bravo Cuaicurián, se presentara a los jueces, que eran Pedro Ponce de León y Martín Fernández de Antequera y les afirmara que estaban en un error y que el verdadero cacique Chicuramay era él. Sorprendidos los dos funcionarios por la aseveración, procedieron a interrogarlo y quedaron convencidos, ya que Cuaicurián era un joven fuerte con dotes de mando y con conocimientos de las operaciones de su tribu.
Cuando Chicuramay recibió la noticia de que estaba en libertad, no imaginó nunca la dolorosa razón que la causaba.
Cuaicurián fue torturado por indios mercenarios, al igual que los otros 22 caciques, y al despuntar el alba fue salvajemente asesinado. Era el año 1569. Chicuramay tembló de ira al saber toda la verdad y buscó venganza. Averiguó que el asesino había sido un hombre de apellido Portolés, que trabajaba como asistente de Fernández de Antequera y le quitó la vida.
 
En 1520, hace frente a los españoles asentados en Nueva Andalucía, hoy Cumaná. En una de esas batallas dan muerte al gobernador, capitán Diego Fernández de Zerpa, primer mandatario español en esa población.
Cayaurima se caracterizó por su cojera, producto de una estocada de lanza recibida en combate.
Cae muerto en una celada que los españoles le tendieron, cuando merodeaba un campamento castellano.
 
Le gustaba enseñar a los jóvenes guerreros y entre sus alumnos estaba el inmortal cacique Tiuna. Supo ganarse la amistad de numerosos caciques y jefes de tribus.
Fueron sus aliados, entre otros, Guaicaipuro, Mamacuri, Guaicamacuto, Naiguatá, Chacao, Baruta y Prepocunate, con cuya colaboración obtuvo significativas victorias.
Derrotó a las huestes de Garci González en el valle de Los Guayabos. Era gran estratega, fue piache, con grandes conocimientos de hechicería, magia y artes curativas.
Cuando murió Guaicaipuro, quiso recomenzar sus proyectos para enfrentar al enemigo y se entrevistó con sus caciques amigos, pero cansados de combatir, desmoralizados por la muerte de Guaicaipuro y después de la batalla de Maracapana, ninguno de ellos quiso volver a los enfrentamientos aborígenes.
Muere en Los Teques, en 1568, luchando contra las tropas de Diego de Losada.
 
Arichuna pertenecía a la tribu de los jiraharas, ubicando su radio de acción en la región de lo que hoy es Lara y parte de Yaracuy. Se formó bajo las órdenes del cacique Queipa y a la muerte de éste, fue seleccionado para dirigir la tribu con el rango de cacique. Luchó al mismo tiempo contra los españoles y contra otra tribu enemiga dirigida por el cacique Guaratarí.
Fue el primer cacique que tuvo que ver con la Santa Inquisición, debido a su amistad con Juan Fernández, de origen morisco-portugués, quien fue acusado de herejía por el Tribunal Inquisidor y condenado a muerte. Arichuna, que había aceptado la paz, y que se dedicaba al comercio de especias con los españoles, no pudo creer que aquel hombre, de buenos sentimientos pudiera ser un hereje. Trata de interceder en su favor. El Gobernador Juan de Leiva no quiso tomar cartas en el asunto y Arichuna decide salvarle la vida a su amigo, ataca la prisión, en Valencia, y logra liberar a Juan Fernández. Este hecho ocurrió a finales de 1556. Pasado cierto tiempo, obtuvo el perdón, pero su agradecimiento por Arichuna fue tal que jamás abandonó la tribu.
Arichuna vivió muchos años comerciando con los españoles y éstos lo tuvieron siempre en alta estima.

Según Oviedo y Baños, Aramaipuro se presentó con un ejército integrado por tres mil flecheros. Fue la más grande concentración indígena en un batalla concebida para destruir al invasor. La estrategia fue tan bien planeada que Diego de Losada sólo se enteró del peligro cuando ya la mayor parte de las tribus se había reunido.
Aramaipuro y sus hombres esperaron a Guaicaipuro, pero al no llegar éste tomaron la decisión de retirarse sin presentar batalla. Sólo Tiuna y sus bravos se quedaron, pelearon y murieron.
Aramaipuro siguió peleando muchos años y ya viejo se retiró con sus hombres hacia la costa oriental, en donde se enfrentó a Sir Walter Raleigh, que en 1595 asaltó Cumaná, donde murió. Los piratas atraparon a su hija Urimare que fue destinada como trofeo de guerra para Raleigh, pero la agilidad y coraje de la muchacha la ayudaron a fugarse del bergantín inglés, ganando a nado la costa, pero al llegar a la playa los españoles la hicieron prisionera. Varios meses estuvo Urimare esclavizada por los íberos, hasta que un día, ante el intento de violación de uno de los soldados, Urimare lo hiere mortalmente y huye. Llega a las tierras de Guaicamacuto. El viejo cacique la hace su hija adoptiva. Cuenta la leyenda que Urimare, la hija del gran Aramaipuro, consiguió que la tribu de su padre la obedeciera y se convirtió en la primera mujer en gobernar en este territorio. Al principio, combatió a los españoles, pero aconsejada por su padre adoptivo decide hacer la paz.
 
Pero los abusos cometidos por la gente de Fajardo asentada en El Panecillo, irritaron a los Aborígenes, y Guaicamacuto, junto con Paisana y otros, fue uno de los caciques dirigentes de la rebelión que estalló en 1558 contra los españoles.
Valiéndose de una estratagema, logró atraer fuera de las empalizadas de la población al capitán Jorge Juan Quiñones y a un destacamento, que fue atacado y casi totalmente destruido por los indígenas, resultando Quiñones mortalmente herido.
A raíz de estos sucesos, Fajardo se retiró de El Panecillo ese mismo año. Después del fracaso de un tercer intento de Fajardo en 1562, los indígenas del litoral se mantuvieron libres del dominio español. En 1567, llegó a la zona donde vivían Guaicamacuto y su tribu, un buque español, que yendo hacia Cartagena de Indias, fue perseguido por un corsario francés y buscó refugio en la costa.
Los de Guaicamacuto se apoderaron del buque, mataron a sus tripulantes y lo quemaron, después de haberlo saqueado; entre el botín obtenido había algunos objetos del culto destinados al obispado de Charcas, en el Alto Perú (Bolivia).
Hacia fines del mismo año, bajando de Caracas, llegó al territorio de Guaicamacuto el conquistador Diego de Losada, fundó allí la ciudad de Caraballeda.
Cuando Guacaipuro convocó, poco después, una gran alianza de caciques para atacar y destruir la ciudad de Caracas; Guaicamacuto fue de los que acudieron a su llamado, pero al fracasar ese intento, decidió rendirse a Losada junto con otros caciques y sus respectivas tribus.
 
Cacique de los indios taramainas (llamados también toromainas) que habitaban en la zona nor-central de Venezuela. Después de haberse establecido los españoles en el valle de Caracas, Paramaconi, aliado con Guacaipuro, fue uno de los jefes de la sublevación general de indígenas de esa zona que estalló a mediados de 1561.
Mientras Guacaipuro atacaba las minas de la región de Los Teques, Paramaconi asaltaba con sus guerreros el hato de San Francisco, fundado por Francisco Fajardo en el valle, cerca del río Guaire.
Durante este combate, una estampida del ganado vacuno que tenían los españoles desbarató a los taramainas y los obligó a retirarse. Poco más tarde, Paramaconi y otro indígena de nombre Toconai se enfrentaron en un encuentro personal con Juan Rodríguez Suárez y Juan Jorge Quiñones, logrando herir al primero de éstos; el compañero de Paramaconi resultó muerto, pero el cacique se salvó adentrándose en el monte.
A comienzos de 1562 participó en la destrucción del hato de San Francisco, que fue definitivamente abandonado por los españoles; es probable que poco después tomara parte con otros caciques en el asalto a la villa del Collado, obligando a Fajardo y sus gentes a retirarse del litoral y regresar a la isla de Margarita.
Después de estos éxitos, los indígenas continuaron por algunos años en posesión de sus tierras, pero en 1567 no pudieron impedir que Diego de Losada penetrase en la zona y fundase las ciudades de Santiago de León de Caracas y de Caraballeda. Hacia 1568, Paramaconi y sus hombres concurrieron a la gran concentración convocada por Guacaipuro para atacar la ciudad de Caracas, pero la operación fracasó por falta de coordinación entre las diversas parcialidades indígenas; Paramaconi y los suyos fueron rechazados por Losada y su hueste.
A comienzos de la década de 1570, Garci González de Silva asaltó de noche el bohío del cacique, con quien se trabó en combate personal; ambos rodaron por un barranco, y el español dejó al indígena en el fondo, creyéndolo muerto. Paramaconi se recuperó de sus heridas y meses más tarde, se sometió a los españoles y mantuvo estrecha amistad con Garci González de Silva.
 
Cuando la concentración indígena reunida en Maracapana decide, ante la ausencia del Guaicaipuro,una parte dispersarse y la otra avanzar hacia la recién fundada ciudad de Santiago de León de Caracas, Losada logró poner en retirada a ésta última luego de un sangriento combate; sólo quedó Tiuna en el campo y desafió a Losada con una media espada enastada en palo de guaica.
Losada delegó en Francisco Maldonado la contestación al reto, pero éste fue herido por un lanzazo de Tiuna; en socorro del herido intervinieron Juan Gallegos, Gaspar Pinto y Juan de San Juan; Tiuna logró herir a Gallegos y San Juan y fue muerto de un flechazo disparado a traición por un indio criado de Maldonado
Reina Urimare
Cuenta una historia que existió una hermosa y valiente reina indígena chaima llamada Urimare, hacia finales del año 1400 d.c. La misma protegía la hoy llamada Cueva del Guácharo, ubicada en el estado Monagas en Venezuela. Guácharo en idioma chaima es traducido como “el que llora y se lamenta”.
Existía la creencia en aquel entonces que allí habitaban las almas de los muertos, por eso se escuchaban terribles lamentos a los alrededores de la cueva, nadie tenía permitido la entrada pues difícilmente saldrían con vida.
Por ello, Urimare constantemente tenía guardianes que protegían que nadie se acercara a la cueva.
Sin embargo un día ocurrió una terrible desgracia, llegaron unos hombres blancos, cargados con poderosas armas desconocidas hasta ese entonces y penetraron la cueva, esto realmente se convirtió en una catástrofe, al descubrir, que después de varias horas, los hombres salieron vivos y caminando como si nada les hubiera
 
El paseo que generalmente se ofrece a los turistas, se extiende hasta el Salón Precioso, descubierto por el científico Agustín Codazzi, a unos 1.500 metros de la entrada. Durante dicho recorrido por las distintas galerías se pueden apreciar las estalactitas y estalagmitas, las cuales pueden adquirir diversas formas tales como la Virgen del Carmen, la Virgen del Valle, cabezas de elefantes, etc.
Esta cueva debe su nombre ya que en la misma, viven y tienen sus nidos los guácharos, las cuales son aves nocturnas que por no poder soportar la luz, viven en la oscuridad de cuevas profundas. Sólo salen en las noches cuando van a buscar los frutos con que se alimentan y que consiguen a muchos kilómetros de donde viven. Son aves gregarias, es decir, que andan siempre en grupo. Pasan el día en los nidos, digiriendo el alimento que recolectaron y tragaron en la noche. Una vez digerida la pulpa de los frutos, vomitan las semillas y las conchas y las arrojan al piso de la cueva.
Los indios chaimas quienes que habitan en el oriente del país, estaban convencidos de que espíritus de sus antepasados habitaban en el fondo de la Cueva del Guácharo. Por tal motivo, nadie saldría con vida de la cueva si osaba penetrar en sus oscuridades encantadas, ya que, sería enloquecido por los gritos aterradores de sus antepasados muertos. En tal sentido, Guácharo significa en la lengua de los chaimas, “el que llora y se lamenta”. Cuenta una leyenda indígena, que ni la valiente y bellísima princesa Urimare, a quien llamaban la Reina, defensora esforzada de la Sierra del Guácharo contra los conquistadores, se atrevió nunca a violar la caverna. Por lo tanto, organizaba a sus guerreros en la galería de la entrada, desde donde se podían escuchar los quejidos de los espíritus. En este lugar, una vez que los enardecía con sus palabras, los hacía jurar ante sus antepasados que defenderían la tierra con valor y los lanzaba contra los invasores blancos.
Un día en que los guerreros chaimas perseguían a dos conquistadores españoles, vieron con asombro como a pesar de permanecer ocultos durante bastante tiempo en el fondo de la cueva, los españoles salían vivos y sin dar muestras de miedo. A partir de este momento Urimare comenzó a la languidecer de tristeza y desconcierto, puesto que consideraba que si estos seres extraños habían logrado vencer a sus antepasados, probablemente haría lo mismo con sus guerreros. En este estado de desesperación por el destino de su pueblo, Urimare cayó prisionera en una batalla con los españoles, siendo llevada a Cumaná donde fue ahorcada. Pese a su trágico final, Urimare sobrevivió en el culto que se le comenzó a rendir, siendo considerada la Reina del Guácharo, y Soberana de los chaimas y sus descendientes. En la actualidad Urimare es venerada por muchos de los campesinos de las montañas de Monagas. Asimismo, Urimare preside la Corte Celestial en los altares que levantan sus devotos, junto a los indios Maturín, Iguanaina, Taupocán, Guarapiche y Anana.

 
ÓYEME , SOY PEQUEÑO Y DÉBIL, UNO DE TUS MUCHOS HIJOS.
DÉJAME PASEAR EN LA BELLEZA Y PERMÍTEME QUE MIS OJOS SIEMPRE PUEDAN CONTEMPLAR EL ROJO Y EL PÚRPURA DE LA PUESTA DE SOL.
HAZ QUE MIS MANOS RESPETEN LAS MUCHAS COSAS QUE TUS HAS CREADO Y AGUDIZA MIS OÍDOS PARA OÍR TU VOZ.
HAZME SABIO PARA COMPRENDER TODAS LAS LECCIONES QUE TU HAS ESCONDIDO DETRÁS DE CADA HOJA Y DE CADA ROCA.
DAME FUERZA NO PARA SER MÁS FUERTE QUE MI HERMANO SINO PARA LUCHAR CONTRA MI PEOR ENEMIGO: YO MISMO.
Y HAZME SIEMPRE LISTO PARA IR ANTE TI CON LAS MANOS LIMPIAS Y LA MIRADA RECTA PARA QUE CUANDO LA LUZ SE DESVANEZCA COMO SE DESVANECE LA PUESTA DE SOL MI ESPÍRITU PUEDA LLEGAR ANTE TI SIN NINGUNA VERGÜENZA..
Fuente: Regalo de un amigo (Hiver)


un abrazo julianbrujoenlinea 
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