sábado, 4 de enero de 2014

NOVENA A SAN MARCOS DE LEON

para mejorar el mal cácacter
Se rezará primero el acto de contrición y después la siguiente

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Señor Dios omnipotente, Creador de todas las las cosas, consuelo de aquellos que arre­pentidos de sus pecados cruzan el proceloso mar de la existencia; arca preciosísima que encierra para los buenos, tesoros de amor y Bienaventuranza, a Tí vuelve mi alma en este instante feliz que consagro a dar prin­cipio a la santa novena, en honor de tu ama­do evangelista San Marcos, suplicándote que, por méritos de la pasión y muerte de Aquel en que tienen todas tus complacen­cias y por los del gloriosísimo San Marcos, que logró la dicha de ser intérprete y confi­dente del Príncipe de los apóstoles, me haga saborear el fruto que aspiro por medio de este piadoso ejercicio, si fuere de vuestro agrado, así como el perdón de mis culpas y una vida consagrada a tus preceptos en este mundo, a fin de poder recrearme después de mi muerte entre los resplandores de la Celestial Jerusalén. Amén.
Se dice tres veces la siguiente oración: Bienaventurados los que oyen la palabra» de Dios y la practican.

ORACIÓN

¡OH bendito San Marcos! cultivador exi­mio de la fe de Nuestro Señor Jesucristo, terror de los impíos y consuelo eficaz de los que oyen tu palabra con arrobamiento cris­tiano: por las conquistas de tu divina predi­cación con la cual abristeis las puertas del cielo a innumerables espíritus, antes reunidos en las tinieblas de la infidelidad, y por tus sagrados júbilos cuando terminaste los excelsos relatos de la redención del género humano, llena de paz mi corazón y guía siempre mis pasos por los senderos de la virtud, siendo mi intercesor ante el trono del Altísimo, para que este novenario me alcance la satisfacción de todas mis necesi­dades espirituales y muy particularmente la perseverancia en el bien, hasta disfrutar la salvación eterna.
Se rezan tres Credos diciendo la antífona siguiente:
Vuestro siervo soy, Señor: dadme enten­dimiento para conocer lo que queráis que haga, y para practicarlo, porque ya es tiempo de acreditar mi rendimiento más con obras que con palabras.

ORACIÓN PARA EL DÍA PRIMERO

San Marcos, celoso de las verdades Evan­gélicas, tú que en la Ciudad Eterna luchas­te sin descanso por secundar los esfuerzos de tu digno maestro el apóstol San Pedro, para asegurar el reino de Dios en las con­ciencias; tú, que de pueblo en pueblo, fuis­te amoroso y elocuente, llevando la palabra sagrada como luz a cuyos fulgores no que­daba en las almas ni la más remota sombra de la noche del paganismo; vuelve hacia mí tu protectora ayuda y recibe mis súplica» para que por los triunfos de ¡a Cruz y !as lágrimas que nuestra Reina y Señora derra­mó en la calle de la amargura, presente aquélla ante la divina Majestad, cuyas gran­dezas anhelo alabar por los siglos de los si­glos. Amén. •
San Marcos: pues tu poder fue grande contra el pecado, a tus pies me he prosternado con fervor para obtener el perdón tan anhelado.
Alabado sea el Santo Evangelista. Alabado sea por todas las naciones. Padrenuestro, etc.
¡OH Dios mío!, que elevasteis a tu San­to Evangelista San Marcos por la gracia de Ja predicación del sacratísimo Evangelio, concédeme que me aproveche siempre de tu salvadora docuina, y  yo sea protegido por su poderosa intercesión, por mi Señor Jesu­cristo.

DÍA SEGUNDO

Todo como el primer día, excepto la oración especial.

ORACIÓN

convirtió a la fe de Cristo el apóstol San Pedro, para ser ardiente defensor de la doc­trina sublime del Calvario por los recuerdo» de aquella cruenta escena, tan gloriosamente descrita por ti en el Evangelio, inflama mi corazón con el fuego del amor a Nuestro Di­vino Redentor y a su afligida Madre Nues­tra Señora de los Dolores, a fin de que sea dado sobrellevar con cristiana paciencia las penalidades de la vida, referir todas mis ac­ciones al mayor brillo de la Majestad de Dios y cantar sus alabanzas, aun en medio de los mayores duelos para merecer hacerlo un día más cerca de los coros evangélicos. Amén.

DÍA TERCERO

Todo como el primer día, excepto la ora­ción especial.

ORACIÓN

Dignísimo San Marcos, Apóstol incansa­ble de las verdades celestiales, escogido del Eterno para extender su santo reino sobre Ja faz del universo: por el milagro que al entrar a Alejandría realizasteis, cicatrizando instantáneamente, mediante la señal de la cruz, la herida que recibió el zapatero A ma­no, al coser una de sus sandalias, para ha­cerlo primero cristiano fervoroso y después obispo de aquella ciudad; sana también las heridas que en mi alma ha dejado el pecado, • convirtiéndome al servicio entre las borras­cas del océano del mundo al puerto de la bienaventurar.

DÍA CUARTO

Todo como el primer día, etc.

i OH Santo Evangelista!, mártir sublime que por confesar sin respeto humano la aumente al bien de las almas; alcanzadme al cuello ser arrastrado por entre los más horribles peñascos a las orillas del mar, préstame las fuerzas necesarias para padecer por mi buen Dios las iras y persecuciones de los perversos, dándole gracias por todas las pruebas sufridas en este valle de lágri­mas, e interponiendo los méritos de la co­piosa sangre que derramaste para fecundar los campos de la piedad, y pide a Nuestra Señor lo que más convenga a mi salvación

DÍA QUINTO

Todo como el primer día, etc.

Benignísimo San Marcos, delicia del Eter­no, alegría de la Santísima Virgen, encanto 'de los ángeles y regocijo de los justos, tú que comprendiste al abrir los ojos a la luz del Evangelio todos los horrores de las ti­nieblas del gentilismo; tú que fuiste el faro de las almas en el mar tempestuoso de la maldad, ilumíname a toda hora para que pueda huir de las sombras del pecado que me persiguen y guiado por tu palabra, salve los terribles escollos que se oponen constan-gusta fe del Salvador, sufriste con una soga la  sin igual recompensa de llegar rodeada de claridades, a las riberas de la gloria.    •-

DÍA SEXTO

Todo como el primer día, etc.

Después de arrastrado cruelmente por los lugares más escabrosos, fuiste, OH envidiable Evangelista San Marcos, encerrado en un oscuro calabozo, donde el Señor te concedió la gracia singular de ser confortado por sus ángeles y de visitarte el mismo Jesucristo para ofrecerte consuelos y llamarte al Reino Celestial. Vuelve desde allá tus ojos hacia mí, que gimo en el degradante calabozo de mis culpas, y por tu confianza en la miseri­cordia divina, confórtame con el néctar de tu santidad y prepárame la ventura de can­tar ahora y siempre las alabanzas al Padre, Hijo y Espíritu Santo.

DÍA SÉPTIMO

Todo como el primer día, etc.

Horrorizado con mi maldad, con la cual ofendo constantemente a mi Dios, vengo » postrarme ante ti, gloriosísimo San Marcos, para que laves mi corazón en la piscina del Evangelio, a fin de que mis preces sean dig­nas de ser llevadas a la presencia del Señor. No desoigas mis ruegos, OH Santo Evange­lista, mira que es débil mi ser en la lucha contra las tentaciones y necesito tu pode­rosa ayuda para vencer el espíritu del mal, que me cerca por todas partes, interponién­dose en mis caminos; en ti espero, en ti con­fío, seguro de que tu protección será mi guía para salvar sumiso v contrito, los lin­deros de la vida y presentarme triunfante en las regiones del empíreo.

DÍA OCTAVO

Todo como el primer día, etc.

San Marcos, defensa formidable de la Re­ligión del Gólgota, fuente inagotable de caridad para saciar la sed de los que ansían beber el agua de la eterna salud; con la for­taleza del león tú venciste a los impíos que, haciéndote padecer los tormentos más atro­ces, pretendieron impedir la propagación de la fe emprendida por ti con las armas de tu postrarme ante ti, gloriosísimo San Marcos, para que laves mi corazón en la piscina del Evangelio, a fin de que mis preces sean dig­nas de ser llevadas a la presencia del Señor. No desoigas mis ruegos, OH Santo Evange­lista, mira que es débil mi ser en la lucha contra las tentaciones y necesito tu pode­rosa ayuda para vencer el espíritu del mal, que me cerca por todas partes, interponién­dose en mis caminos; en ti espero, en ti con­fío, seguro de que tu protección será mi guía para salvar sumiso v contrito, los lin­deros de la vida y presentarme triunfante en las regiones del empíreo.

DÍA OCTAVO

Todo como el primer día, etc.

San Marcos, defensa formidable de la Re­ligión del Gólgota, fuente inagotable de caridad para saciar la sed de los que ansían beber el agua de la eterna salud; con la for­taleza del león tú venciste a los impíos que, haciéndote padecer los tormentos más atro­ces, pretendieron impedir la propagación de la fe emprendida por ti con las armas de tu palabra y de tu pluma. Emprende igualmen­te el rescate de mi alma, sáciame con aquella agua apetecida y haz que siempre venza a los enemigos de Dios y de la Iglesia para ser acreedor y deleitarme por los siglos de los siglos con las melodías de la eterna Sinoe.

DÍA NOVENO

Todo como el primer día. etc.

OH nobilísimo San Marcos, que posees Ey poder celestial de mover los corazones, inclinándolos hacia lo bueno y justo, si es para mayor gloria de Nuestro Señor y salvación de mi alma lo que te he* pedido en este novenario me sea concedido, y libre el espíritu de toda mancha, cifre mi única felicidad en ensalzar a Dios, de modo que alimentado con el sagrado pan del Evangelio nada pue­dan contra mí las atribuciones y firme en U fe de Jesucristo, logre el asiento que viva­mente deseo en el seno de los justos. Amén.

GOZOS

OH glorioso evangelista,
San Marcos, foco de amor.
Que tu protección me asista para ser digno de Dios.
Inspirado por el cielo,
Descubriste la pasión
Y toda la luz y consuelo
Tu santo evangelio dio,
Haz que por mi ser no persista
Del pecado en el horror.
Que tu protección me asista
para ser digno de Dios.                      
En tu oscuro calabozo
El Señor te visitó,
¡Cuan grande fue tu alborozo
Ante aquella aparición!
Tu fe las almas conquista
Y les infunde valor.
Que tu protección, etc.
Quemar fu cuerpo pensaron cuan inspiraste ¡oh dolor! Pero a quienes lo intentaron la tempestad dispersó salve primoroso artista de la santa religión.
Que tu protección, etc.
OH glorioso evangelista San Marcos foco de amor. Que tu protección me asista para ser 
digno de Dios.

SONETO A MI DIOS

No me mueve mi Dios para quererte el cielo que me tienes prometido ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte clavado en una cruz y escarnecido, muéveme ver tu cuerpo tan herido, muéve  tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, al fin tu amor, y en tal manera,
Que si no hubiera cielo yo te amara
Y aunque no hubiera infierno te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera pues, ni aunque lo que espero no esperar* Lo mismo que te quiero te quisiera.
santa teresa.

MAGNÍFICAT

Mi alma glorifica al Señor
Y mi espíritu está transportado de gozo
 El Dios Salvador mío.
Porque ha puesto los ojos en la bajeza de
Su esclava; por lo tanto ya desde ahora me llamarán bienaventurada todas las genera­ciones.
Porque ha hecho en mí cosas grandes aquel es todo poderoso, cuyo nombre e* santo;
Y cuya misericordia se derrama de gene­ración en generación sobre los que temen.
Hizo alarde del poder de su brazo; deshizo las miras del corazón de los soberbios
Derribó del solio a los poderosos, y ensalzo a los humildes.
Colmó de bienes a los habitantes y a lo* ticos despidió sin nada.
Acordándose de su misericordia, acogió * Israel su siervo.
Según la  promesa que  hizo  a nuestros
Padres, a Abraham y a su descendencia por los siglos de los siglos

Amen.



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